martes, 16 de febrero de 2010

Richard Hawley - Sala Heineken (Madrid) 13/02/2010

Noche especial la del sábado en Madrid. Salí del concierto con la sensación de haber asistido a un momento mágico, de aquellos que recordaré durante mucho tiempo. El escenario casi inmejorable (tal vez eche de menos un patio de butacas), el sonido fantástico y el público respetuoso, hasta el mismo Hawley pareció asombrarse regalándonos 3 bises. Nadie canta al amor como Richard Hawley, crooner crepuscular del siglo XXI, nadie es capaz de transmitir tanto con un patrón tan sonrojantemente clásico.

El repertorio giró en torno a su último disco: “True love’s gutter”, desarrollos largos y tranquilos, sin trucos efectistas; a mi no me parece un trabajo menor ni de transición y sí un elegante paso adelante, o atrás (¿?), “Remorse Code” duró 15 minutos y en ningún momento se hizo larga, aunque el instante más atronador fue “Soldier on” y su crescendo arrebatador.

Soberbia demostración de cuerdas y percusión, Hawley cambiaba de guitarra con cada canción y Shez Sheridan sacaba poesía de cada cuerda que rozaba. Entre tema y tema cerrada ovación y después tremendo silencio, me llamo mucho la atención, casi tanto como la guapa chica rubia justo a mi lado, fumaba y exhalaba el humo hacia arriba como regalando un suspiro al cielo y, “Oh my love”, olía a rosas; si, a las rosas recién cortadas del jardín (tengo que descubrir que perfume es ese). También intercalaron algunos de sus clásicos: “Lady sollitude”, una canción sobre adición: “Hotel room”, o una escalofriante “Run for me” al piano. Y si, por supuesto acabaron con “The ocean” ante el delirio general.


"Oh my love", una de mis favoritas, hace unos años en el FIB.